Resumen
Los cinco mil años de historia humana deben considerarse como un intermedio adolescente entre la infancia tribal y la plenitud planetaria. Esta plenitud ha sido ya alcanzada físicamente al extender el ser humano su interacción a toda la Tierra, iniciándose la formación de una consciencia común a partir de la imagen global que ofrecen los satélites artificiales. Pero la humanidad está enferma de esquizofrenia, y los enfrentamientos entre sus diferentes personalidades pueden destruirla, dado el inmenso poder de las armas disponibles. Para curarse y alcanzar una efectiva madurez y plenitud es necesaria una catarsis general que libere al ser humano de los instintos de depredación y dominación que arrastra y se establezcan las condiciones de una plena cooperación, reconociendo que cada ser humano es un generador de axiomas, y desarrollando conectores que los enlacen todos de forma lógica, sin privilegios ni exclusiones.